En la guerra, la cobertura de los riesgos se limita únicamente al transporte internacional. En la mayoría de los países, las pólizas de seguro, como es habitual, no cubren las pérdidas de guerra. Tales pérdidas excesivas y grandes no suelen estar aseguradas. A continuación, Así es como cambia el riesgo de seguro con la guerra cuando la Segunda Guerra Mundial está a punto de comenzar.
El seguro se empezó a normalizar y contratar de manera expansiva durante el siglo XX, comenzó a ser considerado un elemento básico en una gran multitud de sectores económicos. Los cambios políticos, fueron protagonistas de la mayoría de los cambios de la época y estos tristemente acabaron causando las mayores guerras de la historia de la humanidad. Las compañías de seguros, durante la primera mitad del siglo, experimentaron un importante crecimiento. Ofrecían a las personas y empresas protección ante riesgos e imprevistos, y de esa manera se encontraron ante los problemas de qué hacer antes las guerras que por su destrucción masiva.
Si miramos aún más atrás, en el siglo XIX, el sector asegurador había ganado protagonismo en el sector comercial y se había normalizado la cobertura del transporte de mercancías, en especial el marítimo. Fue aquí donde las aseguradoras comenzaron a protegerse de los riesgos de la guerra y se comenzó a trabajar con ellos, con coberturas específicas en caso de que el barco sufriese daños o el hundimiento de este hubiesen sido causados por un ataque bélico de un país enemigo.
Los riesgos de guerra siguen presentes hoy en el sector asegurador marino (el transporte internacional, que incluye barcos, mercancías, aviones…). En estas líneas de negocio, la contratación de coberturas para conflictos bélicos es habitual, aunque en ocasiones con entidades especializadas como GAREX.
Acuerdo para protegerse de una gran guerra
En el sector, el resto de los ramos dejó de trabajar con coberturas de guerra hace muchos años. Durante la década del 1930 del siglo anterior, los considerados “grandes riesgos” como el que comportaba una guerra, se le daba cobertura desde Londres, donde operaban las grandes compañías de un mercado que en otros lugares aún era solo puntual y aislado. A lo largo del 1938, las aseguradoras londinenses, ya habían ido adoptando medidas de cara a afrontar grandes riesgos. Se llegó al acuerdo de crear una cláusula estándar de exclusión de guerra para todo negocio que no fuese marino. Este acuerdo, sigue presente en la actualidad, ya que los riesgos derivados de un conflicto armado son colosales y no se podría cubrir un gasto tan grande. La cláusula NMA 646 dejaba fuera de las coberturas:
“La pérdida o daño ocasionado directa o indirectamente por, ocurriendo mediante o como consecuencia de guerra, invasión, actos de enemigos extranjeros, hostilidades (haya o no declaración de guerra), guerra civil, rebelión, revolución, insurrección, poder militar o usurpado, o confiscación o nacionalización o requisición o destrucción o daño a la propiedad por o bajo la orden de cualquier gobierno o autoridad local”.
El convulso año 1938: Primeras anexiones de Hitler y guerra civil española
La fecha de 1938 no es casual. Europa se encontraba en un momento crítico, con un militarismo en escalada que desembocaría el año siguiente en la Segunda Guerra Mundial.
- 1938 es el año en que Adolf Hitler, ya en el apogeo de su poder, comienza su política de anexiones. Cuando llegó el turno de la anexión de Polonia, estalló la guerra.
- La guerra civil española también tuvo un peso decisivo en la adopción generalizada de la cláusula de exclusión de guerra. En 1938 las víctimas mortales ya se contaban por cientos de miles, y Europa contemplaba cómo el país quedaba destruido por culpa de los primeros bombardeos de la historia sobre población civil.
Exclusión de guerra en el mundo y los problemas derivados
La cláusula de exclusión de guerra se generalizó internacionalmente, y se estableció como base legal la premisa de que la destrucción bélica no podía ser responsabilidad de las aseguradoras.
Hay algunos casos curiosos. Por ejemplo, la colisión de dos buques mercantes durante la Primera Guerra Mundial, asegurados por una póliza que excluía el “riesgo de guerra”, ya que, como hemos visto, los seguros marítimos fueron pioneros en este terreno. Ambos barcos circulaban sin luces en plena noche, y uno de ellos había desviado su trayectoria horas antes del choque al ser amenazado por un submarino. ¿Entraban los daños dentro de los riesgos de guerra y por tanto debían ser excluidos de la cobertura? La Corte Suprema de Estados Unidos entendió que no, dejando claro hace ya un siglo la cantidad de aristas que entrañaba esta cuestión.
Los atentados del 11-S y las amenazas actuales
Hasta el año 2001 la cláusula NMA 464 permaneció como el estándar global, el 11 de septiembre, cuando tuvieron lugar los atentados a las torres gemelas, estos propiciaron que este riesgo (que hasta el momento no se había contemplado) comenzase a formar parte de las exclusiones presentes en la mayoría de los contratos. La razón es parecida a la de guerra: el daño causado por organizaciones terroristas es demasiado destructivo como para poder ser incluido en una póliza común.
En Alemania sin embargo, existe una compañía que cubre pérdidas por terrorismo de hasta 3.000 millones de euros, y a partir de esa cifra el Estado alemán se haría cargo de hasta otros 10.000 millones.
Hoy en día, a causa del avance de la tecnología y las tensiones geopolíticas, han aparecido nuevas amenazas que volverán a cambiar el sector asegurador. Se tratan de los ciberataques, un nuevo tipo de arma que, en manos de Estados u organizaciones terroristas, pueden provocar daños devastadores, pero eso ya lo hablaremos en otro post.
Desde Martín Brok, mandamos todo nuestro apoyo al pueblo Ucraniano y esperamos que la invasión Rusa acabe lo antes posible y que acabe con esta espiral de destrucción en la que al final, quien sufre es